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Estamos viviendo momentos muy duros con el coronavirus en todo el mundo y en España en concreto. El pico de casos se acerca y cada vez más gente se pregunta como reforzar su sistema inmune para evitar contagiarse. Como era de esperar, en respuesta a la preocupación de la población, han sido muchas las empresas de suplementación las que han sacado o dado impulso a productos de aparente refuerzo del sistema inmune. Una vez más, como todo, la recomendación de los profesionales de la salud es informarse sobre los supuestos beneficios de estos suplementos y no caer en la trampa de comprarlos sin asegurarse de su utilidad, es decir, no comprar nada que los estudios científicos no avalen.
Uno de los suplementos más sonados para reforzar nuestras defensas frente al Covid-19 es el NAC (N-acetilcisteína). Este fármaco está indicado y comercializado por sus propiedades mucolíticas, puesto que su mecanismo de acción consiste en romper los enlaces disulfuro de las secreciones mucosas, facilitando así su expulsión. También se ha visto que es un activador del epitelio ciliado, lo cual favorece la expectoración, además de ser citoprotector del aparato respiratorio. También se utiliza como coadyuvante en el tratamiento de las fibrosis pulmonares y es uno de los antídotos más efectivos para la sobredosis de paracetamol.
¿Y por qué se está recomendando el NAC para reforzar las defensas? Porque es un precursor del glutatión (GSH), un tripéptido no proteínico constituido por tres aminoácidos: glutamato, cisteína y glicina. Éste es uno de los principales antioxidantes de las células, puesto que ayuda a protegerlas de los radicales libres, los cuales tienen efectos negativos para nuestra salud debido a su capacidad de alterar el DNA, las proteínas y la oxidación de las grasas. También juega un gran papel en el sistema inmunológico, participando en la regulación de la presentación de antígenos a los linfocitos, es capaz de aumentar su proliferación (y por tanto aumentar la magnitud de la respuesta inmune), y ayuda a regular la apoptosis celular, entre otros.
Se ha visto que en personas con deficiencia de GSH, como las que padecen de VIH, hepatitis infecciosa, algunos tipos de cáncer, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, entre otras, su suplementación sí que es efectiva para aumentar sus niveles de glutatión. Por lo contrario, un aporte extra de NAC no afectaría a los niveles de glutatión en personas sanas, e incluso podría inducir a la aparición de efectos secundarios no deseados en personas con altos niveles endógenos de este antioxidante, como pueden ser las personas que realizan deporte con regularidad. Anteriormente se creía que una suplementación con NAC era muy recomendable puesto que los deportistas padecen de mayor estrés oxidativo, pero los estudios de los que disponemos concluyen que la suplementación con NAC no beneficiaría a personas que no presenten una deficiencia de glutatión.
De todas formas, sí que hay ciertas cosas que podemos hacer para aumentar nuestros niveles de glutatión y reforzar así nuestro sistema inmune. Éstas no son otras que el deporte, la buena alimentación y los buenos hábitos, como por ejemplo evitar el estrés, el tabaquismo, la exposición excesiva a las radiaciones solares sin un buen fotoprotector, e incluso las dietas excesivamente altas en grasas y el consumo de aceites vegetales refinados, puesto que son factores que aumentan la producción de radicales libres en nuestro cuerpo.
La conclusión está clara: no existen los quick fixes. No merece la pena gastar el dinero en la creciente oferta de suplementos que nos venden los gurús de la salud y las marcas sin antes haberse informado. El sistema inmunológico se refuerza cada día con nuestras elecciones.
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